lunes, 17 de febrero de 2020


La vida pone barreras en nuestro camino, lo llena de piedras para que tropecemos y tropezamos muchas veces, algunas quedamos maltrechos, otras es un mero tropezón,  pero si quieres jugar al hermoso juego de la vida debes levantarte, con o sin ayuda y seguir el camino que elegiste.

 A mi la vida,  me puso una gran barrera a la temprana edad de  15 años de edad. Empezó con un molesto temblor en mi mano izquierda unido a una distonía en el pie del mismo lado. A partir de ese momento ya no fui la misma, ya nada volvió a ser igual. La niña que había en mi se escapo, dios sabe donde y ahí me quede sin saber que camino tomar ni que hacer, perdida entre pruebas, diagnósticos , rodeada  de soledad y silencio . Envejecí interiormente tanto que no me reconocía.



La vida fue  pasando ante mi como si viera una película donde yo debía encarnar el papel protagonista, sin guión, sin director , cada día una sorpresa, cada día cambiaba todo y vuelta a empezar de cero.

Y así viví durante un tiempo, no se cuanto, rodeada de miedos, dudas y decisiones para las que no estaba preparada para tomar, pero las tomé, algunas erróneamente otras acerté.


No hay comentarios:

Publicar un comentario